El rey de Marruecos construye de forma ilegal la “megalópolis del tomate” en Dakhla a costa de los saharauis y los agricultores del sudeste español. Así se desvela en el informe de investigación presentado esta mañana por la ONG Mundubat y la organización agraria COAG. Bajo el título, “Derechos Humanos y empresas transnacionales en el Sáhara Occidental: el caso del tomate”, se detalla cómo cinco grandes grupos empresariales, algunos participados por Mohamed VI y el propio ministro de Agricultura de Marruecos, explotan tierra fértil de los territorios ocupados del Sáhara Occidental para crear uno de los mayores centros de producción de tomate a nivel mundial.

Una de las principales empresas instaladas es “Les Domaine Agricoles”. Esta sociedad pertenece al holding del rey Mohamed VI y produce tomates y melones bajo la marca «Les Domaines». Se implantó en Dakhla en 1989. La información sobre esta sociedad, y en conjunto del holding, está considerada como estrictamente confidencial. Una filial de esta sociedad, el Groupe d ́Exportation des Domaines Agricoles (GEDA) es la encargada del almacenamiento, empaquetamiento y transporte, y mantiene una relación de partenariado con la entidad francesa Frulexxo, basada en Saint Charles International, Perpignan; la cual tienen una subsidiaria denominada Eurextra que comercializa los productos en España.

También es destacable la presencia de “Domaines Abbes Kabbage (DAK”, filial del Grupo Kabbage, liderado por el entonces alcalde de Agadir, Tariq Kabbage, el cual cuenta como socio en varios proyectos con el actual Ministro de Pesca y Agricultura, Aziz Akhannouch. Al igual que el resto de grandes grupos empresariales, el DAK cuenta con empaquetadoras de tomate en territorio marroquí.

Las principales empresas implantadas en Dakhla lo hicieron previamente en Agadir. Son, por tanto, filiales de las empresas matrices constituidas en territorio marroquí. Debido a una exoneración fiscal concedida por el anterior rey de Marruecos, Hassan II, a mediados de los años 70 del siglo XX, las empresas instaladas en el Sáhara Occidental están exentas del pago de impuestos. Esta exoneración fiscal nunca se formalizó en un texto legal o reglamentario.

El estudio recoge además las múltiples irregularidades del macro-proyecto agrícola que la oligarquía marroquí está levantado alrededor de Dakhla, entre las que destacan la vulneración de derechos fundamentales del pueblo saharaui y la discriminación laboral hacia esta población, la usurpación de sus recursos naturales locales, como la tierra y el agua, y el fraude a los consumidores europeos en materia de etiquetado.

  • La producción agrícola en el Sáhara Occidental se concentra en un perímetro de unos 70 Km en torno a la ciudad de Dakhla (antigua Villa Cisneros). Su expansión, basada en el cultivo principalmente del tomate (en torno al 80%) y del melón (en torno al 20%), se inició a partir de los primeros años de este siglo, propiciada por una climatología favorable – promedio de 300 días de sol al año; un 30% más que en la región marroquí del Souss Massa, cuya capital es Agadir, y en la que se producen la gran mayoría de los tomates en Marruecos– que permite anticipar su cultivo y recolección (adelantándose 2 o 3 semanas antes a la región del Souss) y, por tanto, posicionarse de forma más ventajosa en los mercados europeos. Las condiciones fitosanitarias de Dakhla son también propicias. Además, las características del agua (que contiene fosfato) para la irrigación permiten obtener un tomate, de variedad cherry, de alta calidad y consistencia, algo importante para el transporte de larga distancia en un producto pensado para la exportación. Según algunas fuentes, la disponibilidad de recursos hídricos fue un factor importante para la implantación de las primeras empresas del sector, previamente instaladas en la región del Souss, cuyos acuíferos decrecientes han sido ampliamente sobreexplotados.

  •  A nivel laboral, se estiman 14.000 los empleos directos en las unidades de producción de Dakhla. La gran mayoría de los empleados son marroquíes, muchos procedentes de la región del Souss: no contratan a los saharauis porque desconfían de ellos y porque buscan mano de obra algo cualificada que encuentran directamente en el Souss, donde ya han desempeñado esta labor, y donde, como se ha señalado, dichas empresas están también instaladas. Estos datos son consistentes con la estrategia de transferencia de población y su intención de revertir demográficamente a la población saharaui. Hay declaraciones de trabajadores marroquíes que denuncian condiciones laborales deplorables en las extensiones agrícolas.

  • Asimismo, el informe incide en los incumplimientos en trazabilidad y etiquetado señalados por COAG a lo largo de los años: la producción de tomates que salen de Dakhla, lo hacen vía terrestre, en camiones que los transportan hasta Agadir, en territorio marroquí. Allí se mezclan con el resto de producción de tomate de los invernaderos de esta región de Souss, incurriendo ya en este primer paso de la cadena de exportación en la llamada marroquización del producto, siendo empaquetado y etiquetado como producto producido en Marruecos. El empleo de la vía terrestre dificulta enormemente el rastreo del producto, y no hay mecanismos transparentes y claros que permitan realizar el seguimiento del producto entre su salida de los invernaderos y su llegada a las empaquetadoras en Agadir. Al consumidor europeo le resulta imposible discernir el origen real de los productos que luego encuentra en el lineal, en una clara vulneración de las normas de etiquetado de la UE.

Marruecos ha dado continuidad al Plan Marruecos Verde mediante el Plan Generation Green 2030, del que no han transcendido documentos operativos, más allá de las líneas generales presentadas por Mohamed VI en febrero de 2020 y la intención de llegar a las 5.000 hectáreas de cultivo en 2030 en las zonas productivas del Sáhara Occidental. “La crisis actual provocada por las autoridades marroquíes en la frontera con España forma parte de su estrategia para forzar a la comunidad internacional a reconocer su soberanía sobre los territorios

ocupados del Sáhara Occidental y “blanquear” así los abusos e ilegalidades que llevan cometiendo durante décadas contra los saharauis, caso del mega-proyecto agrícola en cuestión. El acuerdo de libre comercio firmado con la UE, los deficientes controles en frontera y la desidia de las administraciones españolas y europeas, han contribuido a ello. Un país capaz de utilizar a sus niños como arma arrojadiza para dirimir sus conflictos internacionales no es un “socio” fiable y la UE debería revisar todos los acuerdos comerciales con el mismo. La agricultura no puede seguir siendo moneda de cambio. Es inaceptable”, ha subrayado Andrés Góngora, responsable de frutas y hortalizas de COAG durante la presentación. El último ejemplo viene con el Brexit. Tras la salida de Reino Unido de la UE, el contingente anual de tomate marroquí debería haberse reducido en línea con las cantidades que llegaban al mercado británico. Esto no ha sido así y la cuota se ha mantenido tal cual. “Una nueva concesión a la oligarquía marroquí a cambio de nuestra supervivencia. Se vuelve a demostrar que los negocios de unos pocos controlan, no sólo el comercio entre la UE y Marruecos, sino a nuestras propias autoridades están rendidas ante estas presiones”, ha añadido Góngora.

Por su parte, la Coordinadora de Derechos Humanos de Mundubat, Mónica Alonso, ha recordado que “el Sáhara Occidental es un territorio pendiente de descolonización, pero también bajo ocupación ilegal por parte de Marruecos, ocupación que se materializa de manera flagrante en el expolio de los recursos naturales del territorio, cuyo único titular es el pueblo saharaui. Durante estos días hemos podido escuchar llamamientos por parte de Marruecos a que el Estado Español haga caso omiso (más del que ya hace) a la legislación internacional e ignore ambos hechos. El estudio que Mundubat ha promovido muestra algunas de las razones detrás de este llamamiento de Marruecos. A través de la investigación, se muestran los intereses económicos de la propia monarquía alauí y de miembros del gobierno de Marruecos en la ocupación del territorio, pero también la complicidad de empresas europeas en dicha ocupación que está directamente vinculada con la vulneración de derechos del pueblo saharaui”, ha puntualizado.

 

 

El rey de Marruecos construye de forma ilegal la “megalópolis del tomate” en Dakhla a costa de los saharauis y los agricultores del sudeste español

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